Invierno

Tenía 85 años y aún lo soñaba como adolescente. Su corazón llevaba mucho latiendo y seguía pensando en él.  Que bello todo lo vivido! -pensó para si.

Nunca se arrepintió de la intimidad compartida, ni de las iras o los desacuerdos. Las sensaciones nuevas que él dibujó en su piel estaban en el mismo lugar que las dejó.  Luego de su partida ella comprobó que las velas de su barco solo se mecían con su viento. Por eso todas las caricias que le sucedieron no dejaron recuerdo alguno. El seguía siendo protagonista de toda su nostalgia.

Ella reposaba en su cama.  Viejita de amor pensó en él. Le recordó joven, como lo venía haciendo hace más de cuarenta años.  Se sonreía ilusa porque sabía que los años también habían pasado por su piel como le ocurría a ella. ¿Vivirá? -se preguntó.  Solo de imaginarlo se humedecieron sus ojos.  Ella nunca dejó de amarlo.

Tocó sus labios... sus inexistentes pechos, otrora baúles sinuosos de los más audaces apetitos de su boca. Una vez más se atrevió a pensar su nombre en voz alta.  Escucharse decirlo producía todo tipo de sensaciones a su agotado cuerpo.

Su salud ya no venía bien.  Ultimamente se sentía mejor, pero sabía que sus días estaban contados. Por eso solo se alimentaba de peras, galletitas con queso de cabra, avena y recuerdos.  Imaginó sus ojos verdes. El rictus de su boca cuando sonreía.....el grueso de sus dedos.  Había imaginado tanto su cabellera que podía asegurar cuantas hebras tenía. Ella lo traía a su encuentro constantemente y por eso no se sentía sola.

Su cansada piel negra le hizo el favor de guardarle las caricias.  Cerró los ojos y ahi se quedó.  Tranquila. Amándolo como siempre, como solo ella supo hacerlo.  No. Nunca se arrepintió de nada.  Lo único que podía mejorar ese momento de extasis de memoria era que su viejo cuerpo pudiera dormir junto a ella el sueño de los eternos.

Tenía 85 años y murió feliz.  Murió amándolo y se llevó sus sentimientos al más allá...

Derechos de autor Gnosis Rivera.-

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