Ella no hablaba con muertos



Pasó por su lado y casi que le reconoce de inmediato. Era un fantasma que pertenecía a su pasado no tan reciente y le tomó un poco recordarlo.  El había muerto la misma tarde que se liberaron las mariposas.  El mismo día que inició su reinado con la corona de espinas.  
Lo vió acercarse y el espectro fue cada vez más claro. Era él sin duda.  Por el gesto de sus labios supo que le hablaba a ella, que no le escuchó nada.  Ella no hablaba con muertos, entonces no hubo respuesta. Siguió su recorrido como si no nada pasara. Como si no se enterara.  

Se fue caminando por la calle a la izquierda. Creyó sentir los pasos del hombre tras ella.  Le ignoró. Ella no hablaba con muertos.  Agitó el paso y sintió como una de las espinas de su corona atravezó los bucles de su pelo yendó directo al cuero cabelludo.  Le dolió, pero no más que dejar su reinado, así que se la acomodó y se aguantó el dolor.

Ya iban siendo tres las calles recorridas.  El muerto ya no la seguía y la tarde, porque ya era la hora quince, le traía un olor a limoncillo y albahaca.  Aspiró y el aroma la llenó de optimismo.  Se apresuró a descansar en un banco que encontró. Al sentarse se dió permiso de quitarse su corona y retocar su cabellera con los dedos.  Con placer advirtió como en lugar de cada espina había una oruga.  Volverán más mariposas! .....a su tiempo.....todo en su propio tiempo.

Se había olvidado del muerto. Claro que sabía de quien se trató. Pudo haberle dicho mucho.  Todo lo que no atinó a decirle la tarde en que partió de su mundo, pero es que ella no hablaba con muertos.

© Derechos de Autor Gnosis Rivera.-

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