A mi madre

Reconcilio mi yo niña con la madre que partió, con esa madre que no siempre estuvo, pero que me ama de una forma que solo ella sabe, que solo ella puede. No uso el verbo en pasado, pues yo soy una parte de ella que continúa en su experiencia de vida. En cierta forma, yo soy mi madre; en alguna parta de mi cuerpo, soy mi madre, y me amo, así que yo soy mi madre !amándome!. Realizo mi mejor labor de progenitora, como tributo a la madre que llevo dentro, que es extención de la mía. Esa que me cargó cuando fui indefensa y que me alimentó mientras, quizás, malhumorada por el día, se dejó vencer por el cansancio y se durmió junto a mi. Abrazo a mi madre, por esos momentos en los que ella realizó el perdón, la empatía y el dolor de los tiempos no vividos. La abrazo, y le acaricio el alma, las aristas que dejaron los errores. Le beso la impotencia y la angustia, le beso la última frase dicha a la una de la mañana. Le beso el alma a las cuatro a.m. cuando partió a vivir el sueño de los eternos. !Amo a mi madre! No puedo hacer otra cosa, ella soy yo en gran medida, y yo soy ella en muchas formas. Y cuando amo a mi hija, la honro a ella. Que hizo lo mejor que pudo, con los recursos con los que contó, tanto mentales como materiales. Amo su herencia: Nunca negocies tus valores, nunca dejes de ser quien eres.

Bendiciones a todos, Gnosis Rivera.-

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