Elegido
Entre
tantos rostros, tantos nombres, tantos hombres, te elijo a ti. Eres
tan distinto, tan único. Irrepetible. Todo en ti es abundante. Te
desbordas por tus propios contornos y si intento contenerte con mis
manos, te precipitas entre mis dedos, goteando por completo en toda tu
esencia. Por eso te amo. Por no saber de mitades, por solo conocer los
enteros, los completos. Amo tu sonrisa, tan vasta,
tan amplia, cubre toda la habitación e ilumina calles completas. De tu
mirada se escapan el niño que te habita. La nobleza de tu alma es
escandalosa y revolucionaria. Tus defectos son la promesa permanente de
quien quiere ser mejor. Te amo. Amo tu letra, tu discurso, amo tu
furia, tus temores, tus luces y tus sombras. Me gustas cuando ladeas la
cabeza y te refugias en un silencio breve, para luego girar a mi mirada y
sonreir. Amo como te mueves, inquieto, como gritando que el mundo no
espera. Me encanta como te encargas de las cosas, como te ocupas. Amo
tu humanidad, tu ternura, amo el ser femenino que está dentro tuyo, que
se funde con una caricia de hombre y se encuentra con mi mano, cómplice,
acordando toda suerte de convenios, sin decir, apenas, una sola
palabra. Solo gozando, juntos, del silencio. Entre tantos gritos,
susurros, palabras, oraciones y vocales, elijo tu voz, tu acento, tu
tono. Las palabras con las que sirves tus defensas. Amo tu
incertidumbre, amo la inquietud que te atormenta. Amo la forma en la
que encuentras la paz en las cosas más chiquitas. Amo la cualidad que
tienes de ver la belleza donde los demás solo ven materia, cosa simple,
cosa común. Amo tus carcajadas, tus chistes locos, tus bromas.
Amo
amarte...
© Derechos de autor Gnosis Rivera
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