Mujer





Ninguna superficie es más fértil que el cuerpo de la mujer que se ama. Es imposible que no crezca la vida, la alegría y el mismo cielo mezclado con infierno en la piel de esa mujer. Le siembras angustias, pesares, tormentos y dolores y en cambio cosechas paz, alegría, calma y quietud. Puede el hombre perder el camino en sus pechos y encontrar el destino en su vientre. Perderse en el aroma de sus axilas y condenarse la existencia entre sus piernas.

Derechos de autor Gnosis Rivera
 


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