Cosa



Sentada y muy cómoda. Tres almohadas separaban el corriente algodón de su bata de la dura superficie de la pared. Sin embargo, tenía instalado justo ahí, en el medio de su universo, algo tan duro, grueso y pesado como qué ¿? Realmente no tenía con qué comparar lo que se había mudado ahí, solo sabía que pesaba y dolía mucho. Esa cosa se movía con ella, a todos lados. Si bajaba la cabeza, se le instalaba en la boca. Cuando se sentaba, se hacía lugar entre la garganta y el estómago. Si se paraba, la cosa se mantenía en alerta. Siempre, ¡siempre! cargando el mismo pegote de dolor pesado y grueso. Esa cosa parecía tener vida propia, agenda y propósito, pero ella últimamente no le hacía caso, lo o la dejaba ser. Carecía de género, porque a fuerza de pesar y doler tanto, no había espacio para eso. Dolía, ¡por los dioses! que le dolía… y llevaba días con esa cosa ahí, en el centro de su universo.
Derechos de Autor: Gnosis Rivera
Derechos de imagen: Josephine Cardine, http://cardinphotography.com/
Mujer flotando

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